SIGLO XIX

En el siglo anterior, Ole Rømer y James Bradley lograron detectar un retraso en la propagación de la luz al realizar observaciones astronómicas a gran distancia: el primero al observar los eclipses de Ío y el segundo, al observar a Gamma Draconis. Por lo tanto, parece que para determinar la velocidad de la luz se debe utilizar métodos astronómicos.