En diciembre de 1726 Molyneux comenzó las observaciones de la estrella para detectar pequeños cambio en su paralaje; pocos días después, su colega James Bradley se unió a él. Posteriormente, Molyneux abandonó las observaciones para dedicarse a la política y Bradley tomó el relevo.
Bradley observó que la estrella realizaba unos pequeños movimientos regulares que eran similares a un movimiento de paralaje, pero debido a que detectó que su posición más al sur fue en marzo y no en diciembre como el efecto de paralaje supone, determinó que se trataba de un fenómeno diferente (Fig. 21).
Para comprobar si el misterioso fenómeno sólo ocurría en Gamma Draconis, en agosto de 1726 Bradley comenzó a observar otras estrellas. Para su sorpresa, ¡el fenómeno se repitió en cada una de ellas! En septiembre de 1728 mientras viajaba en un barco sobre el río Támesis se le ocurrió la solución al fenómeno desconocido al observar que la veleta del barco cambiaba de dirección cuando lo hacía el rumbo del mismo. Veamos una analogía para esta solución:
+ La analogía
Imagina que estas parado(a) bajo una lluvia que cae de manera constante y no hay viento, para no mojarte basta con mantener el paraguas sobre la cabeza con el bastón vertical. ¿Pero qué ocurre si empiezas a caminar o correr? Habrá muchas gotas de agua que te alcanzaran por delante, para evitar mojarte tienes que inclinar el paraguas en la dirección de tu movimiento (Fig. 22).

Figura 22. Secuencia de una gota de lluvia que cae verticalmente a medida que el hombre camina; desde su perspectiva, la lluvia está cayendo en un ángulo y por eso debe ajustar su paraguas para evitar mojarse. Elaborado por Rosanna A. Uzcátegui.
De manera completamente análoga, la luz (al igual que la lluvia) se propaga hacia la Tierra a una velocidad finita y la Tierra también se mueve. Por lo tanto, para observar una estrella (como Gamma Draconis) debemos inclinar nuestro telescopio (al igual que el paraguas) para que la luz pueda alcanzar nuestros ojos (Fig. 23). El ángulo de inclinación del telescopio se le conoce como ángulo de aberración de la luz.

Figura 23. Secuencia de la luz emitida por una estrella que se propaga linealmente hacia la Tierra; al igual que el paraguas debemos ajustar el telescopio para que la luz llegue a nuestros ojos. Elaborado por Rosanna A. Uzcátegui.
+ El cálculo
El ángulo de aberración depende de la velocidad de la luz; basándonos en la imagen de la derecha es fácil comprobar que:
tanθ = (velocidad de la Tierra) ÷ (velocidad de la luz) =
tanθ = vTierra ÷ c
Según Bradley, el ángulo de aberración (θ) para Gamma Draconis es de 20.2" (1 ÷ 10210 radianes), por lo tanto:
1 ÷ 10210 = vTierra ÷ c (1)
Pero la velocidad de la Tierra es igual a:
vTierra = (distancia recorrida) ÷ tiempo =
vTierra = (2∙π∙r) ÷ T (2)
El tiempo necesario es de un año y la distancia recorrida es la circunferencia de un círculo, o de 2πr, donde r es el radio de la órbita (o la distancia de la Tierra al Sol). Sin embargo, Bradley no conocía la distancia de la Tierra al Sol, por lo que r estaba en duda. La forma más sencilla de solucionar el problema es reconocer que si el tiempo necesario para que la luz viaje a través de la órbita de radio r es t, entonces se tiene:
c = r ÷ t (3)
>Sustituyendo (2) y (3) en (1) se tiene:
1 ÷ 10210 = [(2∙π∙r) ÷ T)] ÷ (r ÷ t) (4)
Despejando t de (4) se obtiene:
t = T ÷ [(2∙π∙(10210)] = 491,59 segundos =
t = 8 minutos y 12 segundos
donde T = 31536000 segundos.
Hoy en día sabemos que la luz tarda 8 minutos y 19 segundos en llegar a la Tierra.